Junto al Padre Costica Popa,Padre Espiritual y Maestro, en tiempos cuando era Subdiacono de la Iglesia Ortodoxa Rumana en Caracas (La Lagunita).Hoy,para la Gloria de Dios, al servicio de la Iglesia Ortodoxa Griega del Calendario Patristico (GOX) y bajo el omophorion de nuestro Metropolita Chrysostomos con sede en el Ecuador
La Comunidad y la Iglesia Ortodoxa Rumana en Venezuela.
El primer contacto con un templo ortodoxo rumano lo tendríamos en el
año 1997 en la ciudad de Sofía en Bulgaria en el bello templo de la
Santa Trinidad ubicado en la calle Kniaz Boris en pleno centro histórico
de Sofía cerca de la Mezquita, la Sinagoga Sefardí y los baños turcos
todos ellos en el boulevard de María Luisa. Este antiguo templo nos
llamó la atención por sus hermosas alfombras “Kilims” de colores
resaltantes en los que destacan el rojo y el azul una bella imagen del
caleidoscopio oriental que conocimos en esta bella ciudad caracterizada
por su histórica tolerancia religiosa. Esta visita parece marcar también
la ruta de esa ortodoxia anhelada por nosotros y que llegaría para
quedarse en medio de nuestros corazones.
El Patriarcado de Rumania es creado en 1925 tras unificaciones y el
establecimiento del estado moderno rumano. Importante su presencia en
Venezuela no tanto por el número de sus fieles sino por hallarse en
nuestro país uno de los templos ortodoxos más interesantes de América Latina, el templo “San Constantino y Santa Elena”. La presencia rumana
en Venezuela se remonta a los primeros años del siglo XX y girará
también en torno al influyente “Círculo de Bellas Artes” de Caracas con
el pintor rumano de origen judío Samuel Mutzner quien naciera en
Bucarest en 1884 y arribo a Caracas en 1917 quien junto a Nicolás
Ferdinandov compartirá experiencias pictográficas con el mar del oriente
venezolano, especialmente en Margarita y Carúpano, regresando a Europa
en 1920 donde conocerá a su esposa la pintora rumana Rodica Maniu. Es de
destacar su obra “Capilla del Cristo” expuesta en Puerto Rico en 1916.
La inmigración rumana en Venezuela es similar a la de los demás países
del centro y este de Europa teniendo su mayor auge en la post-guerra y
tras la instauración de gobiernos aliados a la Unión Soviética. Un país
de gran dimensión que alberga la segunda gran población de ortodoxos
después de Rusia. Muchos de los rumanos que llegaron a tierras
venezolanas eran de origen griego, judío o eslavo sin embargo la inmensa
mayoría procede del pueblo latino de Rumania y profesa la fe ortodoxa.
Tras la pérdida de territorios por parte de Rumania algunos de sus
sitios de origen quedaron dentro de lo que es hoy en día Moldavia,
Hungría y Ucrania.
La población ortodoxa rumana en Venezuela se caracteriza por
su variedad de profesiones y oficios destacándose entre ellos:
comerciantes, científicos y artistas quienes habitaron las principales
ciudades como Caracas, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo. A partir de
la década del cuarenta se congregarían junto a la comunidad ortodoxa
rusa en Catia hasta la llegada del primer misionero ortodoxo rumano,
quien llegaría junto a su esposa, el Padre Costica Popa en 1968.
De esta comunidad quiero mencionar a dos personas en particular que
han hecho labor de escuela en nuestro país, uno en el campo de las Artes
Escénicas como lo es el Maestro Romeo Costea quien llegó al puerto de
la Guaira el 23 de diciembre de 1953 y quien se quedó “para siempre” en
estas tierras. Destacado Profesor de Teatro y Actor, ganador del Premio
Nacional de Teatro de 1996 otorgado por el estado venezolano a los
valores de la nación es además fervoroso fiel y colaborador de la
Iglesia Ortodoxa Rumana desde los tiempos del Padre Costica Popa. Otro
valor de la cultura y el canto lírico en Venezuela es la soprano
venezolana oriunda de Timisoara, Rumania, Irina Nicolescu de Tapias,
cantante destacada en la interpretaciones de obras sinfónicas entras las
que podemos destacar la octava sinfonía de Mahler representada en 1988
así como en el canto del Lied y la Canción ademas de la ópera.
Actualmente dedicada a la enseñanza del canto y establecida junto a su
familia en el estado Carabobo.
Con la llegada del Padre Costica Popa procedente de Rumania en 1968
inicia la presencia del Patriarcado de Rumania en tierras venezolanas.
Anteriormente en la década del cincuenta el Padre Luga Samoila había
hecho presencia misionera en Brasil y las Guayanas , sin embargo el
Padre Costica Popa haría una importante misión en Venezuela hasta ver
concluido el bello Templo de San Constantin y Santa Helena en la
Urbanización La Lagunita en el Hatillo en las afueras de la ciudad de
Caracas en 1999. Más de treinta años de congregar a la comunidad en
torno a la Divina Liturgia, bendiciones de hogares, matrimonios,
bautizos y entierros en fin todo lo relativo a la vida familiar del
cristiano ortodoxo y su entorno eclesial.
El Padre Costica Popa nace en la ciudad de Buzau (Buzeu) en
Valaquia, Rumania, el 26 de marzo de 1925. Ordenado Sacerdote el 2 de
noviembre de 1946. Amante de la música religiosa y popular, de Diácono
fue director de Coro. Llega junto a su esposa en octubre de
1968.Lamentablemente enviudaría entrando la década del setenta Comenzó a
celebrar la Divina Liturgia y a atender a los fieles rumanos primero en
la Capilla del Colegio Francia en Caracas y posteriormente en el Templo
Parroquial de la Iglesia Católica Romana en La Carlota donde celebraba
la Liturgia los domingos a partir de las doce del mediodía. El Padre
Costica vivió durante muchos años en la urbanización Santa Cecilia
próximo a la Parroquia y a la Residencia Presidencial de La Casona en la
que siempre relataba su experiencia vivida durante el levantamiento
militar del 4 de febrero de 1992 en el que perdió su automóvil
estacionado en la calle tras ser aplastado por una tanqueta del
ejército. Al construirse el Templo “San Constantin y Helena se muda al
poblado de la Unión en el municipio el Hatillo lugar que sigue siendo la
residencia del párroco de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Allí celebrará la
Divina Liturgia hasta recibir la jubilación por parte del Patriarcado
de Rumania en el año 2008.
El Padre Costica en su tiempo en Venezuela supo ganar el cariño
de su comunidad así como el de los venezolanos que le conocieron.
Siempre refería especialmente su agradecimiento a la Iglesia Católica de
Venezuela por su hospitalidad y receptividad. Hombre que gustaba de las
reuniones así como vestir su sombrero de Pelo e guama (Sombrero
nacional de Venezuela paradójicamente elaborado por las grandes firmas
de sombreros italianas y austriacas para el consumo venezolano y cuya
textura aterciopelada recuerda el fruto del árbol de Guamo) el cual
alternaba junto a otro de modelo tejano y que siempre vestía cuando
salía sin traje de clérigo en su traje Safary Beage. Cuando vestía con sotana y cruz pectoral
siempre acompañaba con el skufo de corte rumano azul o rojo. Hombre
abierto y hospitalario ajeno a las disputas y diferencias, aunque a
veces su carácter se mostraba terco y poco dado a aceptar los cambios
quizás ya producto de su avanzada edad. Conocí al Padre Costica en una
reunión ofrecida por el Consejo de Iglesias Históricas y me invitó a
participar en la Liturgia sirviendo como Cantor. Es de esta manera como
llegamos a la Iglesia Ortodoxa Rumana.
Nuestra recepción fue cordial y con la facilidad de contar con
las excelentes ediciones de recopilación del canto ortodoxo del
Patriarcado Rumano el cual el Padre Costica había traído con la anhelada
intención de formar un Coro en Venezuela. Allí conocemos a su amigo y
ayudante Nicolai Paraschiv así como a su esposa Mariana y a su hijo
Georgi. Nicolai Paraschiv llego a Venezuela junto a su esposa Mariana en
1990, oriundo de Silistra población vecina al Danubio y a Bulgaria.
Desde su llegada ayudó al Padre Costica como acólito, lector, chofer y
lo que fuera posible efectuar. Hombre vinculado a la actividad comercial
por muchos años junto a rumanos y griegos. Nuestros hijos tuvieron la
oportunidad de ayudar en el altar como acólitos junto a Georgi y de
recitar el Padre Nuestro (Tatal Nostru) tanto en rumano como en español. Rasgo que cabe
mencionar de este sacerdote era la participación que daba a los niños
durante la Liturgia, aunque a veces no le ayudara lo suficiente la
paciencia, sin embargo esto hacía de la Divina Liturgia un servicio que
invitaba a la participación de la familia con la inclusión de los más
pequeños. Allí aprendí de la mano del Padre Costica el canto litúrgico
rumano así como las oraciones y algo del idioma hasta que me propone
prepararme para el diaconado.
Como es lo usual y lo más conveniente, además de ser parte de
los cánones de la Iglesia Ortodoxa, es prepararse primero para las
órdenes menores de Lector y Subdiácono por lo que inicio un proceso de
preparación de un año para la primera visita que ofreciera el Arzobispo
para América y Canadá S.E Nicolae Condrea el viernes 20 de enero de 2006
en una apretada agenda que incluía diversas visitas a autoridades
eclesiásticas así como a la Embajada de Rumania. Nuestro recibimiento en
el templo lo tuvimos el día sábado 21 donde tuve mi primera reunión
privada con el y el día siguiente 22 la celebración de la Divina
Liturgia donde me sería conferido el subdiaconado previo al de lector y a
Nicolae Paraschiv el lectorado. En esa celebración estuvo reunida la
inmensa mayoría de fieles presididos del Doctor Cornelio Popescu,
Consejero Cultural de la Embajada y S.E Ioan Les, Embajador. En la tarde
la celebración y comida de la comunidad junto a invitados de las otras
iglesias.
Los meses siguientes serían de servicio en el altar y de
preparación para el diaconado previo a el viaje a Rumania donde recibiría la ordenación como Diácono sin embargo ,empiezan a aflorar
los primeros problemas. Una minoría de fieles pero con bastante eco
dentro de la comunidad inician la presión al Padre Costica para que
acepte su jubilación así como manifiestan su oposición a la ordenación
de un venezolano en miras al sacerdocio alegando la necesidad de
preservar el idioma y la tradición étnica y cultural dentro de la
iglesia lo que hizo enrarecer mucho el ambiente dentro del templo así
como a crear inconvenientes en la salud del septuagenario sacerdote.
Esta lamentable actitud contraria al espíritu misionero y evangélico
de la Iglesia, por cuenta de unos pocos, me hizo meditar y renunciar a la vocación
dentro de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Esta decisión tomada me llenó de
tristeza al dejar una comunidad que había sido tan receptiva y a un
Sacerdote, que obviando sus detalles humanos los cuales todos tenemos,
creyó en un venezolano, detalle este no muy común hasta ese entonces en
las demás iglesias ortodoxas en nuestro país. Otra vez iniciamos este
largo éxodo sacudiendo nuestras sandalias y emprendiendo el camino
buscando esa anhelada ortodoxia dentro de nuestra realidad
latinoamericana.
A los pocos meses se produce la salida del Padre Costica
con la obligada jubilación y la Comunidad se presta a recibir a quien
será el próximo sacerdote de la Iglesia Rumana, el Padre Vasile
Lungeanu junto a su esposa Miora y sus hijos. El Padre Costica vuelve a
Rumania, aunque de forma periódica visitaria a Venezuela y a sus
numerosos amigos que dejo en estas tierras. Dios y el tiempo me han
permitido encontrarme nuevamente con él en Venezuela durante sus visitas
y volver a besar su mano ya ahora siendo yo sacerdote y agradeciendole
todo lo que con el aprendi.
El Padre Vasile y su esposa se establecen en la casa
donde durante años vivió el Padre Popa siendo Párroco. La Presbítera
Miora ayuda al Padre con su bella voz de soprano como lectora y cantora y
junto a ellos tuve el gusto de compartir conciertos de cantos
ortodoxos organizados por nuestro Centro Cultural Bizantino San Nicolás
de Mira ,tanto durante mi diaconado así como en el presbiterado.
Sobre la construcción del Templo.
La bella construcción del Templo “San Constantino y Elena” en
la Lagunita ha convertido a esta zona en un atractivo turístico dado lo
exótico y único de este Templo dentro de nuestras tierras. Fuera de
Rumania y en América solo hay dos de este estilo, una en Chicago y la
otra en el Municipio El Hatillo cercana a la ciudad de Caracas. Cuarenta
metros de alto y de construcción íntegramente de madera de Pino
acompañada de la Troita (conjunto de tres cruces de madera). El
Iconostasio así como los diversos iconos fueron pintados por las
iconografas y artistas Titiana Nitu Popa y por Mihaela Profiriu. Fue
consagrado por el Patriarca Teoctist el 7 de noviembre de 1999. Esta
joya única llama la atención en nuestro país donde apenas existe una
incipiente comunidad rumana la cual dado los cambios ocurridos en el
país han buscado nuevos horizontes en otros países, entre ellos la
oriunda Rumania esto ha hecho difícil su mantenimiento dada la poca
presencia de rumanos y la fuerte humedad de la zona y del clima
subtropical. Por fortuna la Alcaldía del Municipio trabaja en aras de
conservarla con los recursos que pueden ser administrados para ello pese
a los escasos recursos y los daños a la estructura de madera producto
del clima de bosque subtropical de la zona.Lamentablemente dado diversos motivos entre ellos la poca asistencia de los fieles rumanos,la crisis económica del país entre otros han convertido al templo mas en lugar de visitas turísticas que de culto.
Este Templo fue posible de construir gracias a las
gestiones realizadas por el Doctor Cornelio Popescu siendo Alcalde de
Chacao y el Patrocinio del Banco Dacia Falix de Rumania así como de la
Alcaldía de El Hatillo. Cabe destacar que el Doctor Popescu es miembro
fundador de la Casa Rumana de Venezuela donde fue su Presidente junto a
Caius Pria, Alexandru Sandru y Constantino Paul como Vicepresidentes.
Una figura pública de Venezuela nacido en Rumania y valorado por ambas
naciones por su preocupación de dar el status merecido a su comunidad.
Es importante señalar que la Iglesia Ortodoxa Rumana
en América Latina posee fieles en numerosos países como Colombia,
Brasil, Ecuador, Argentina y Chile entre los que se destacan
comerciantes, artistas y músicos a los que debe asistir Venezuela por
estar allí el único templo establecido así como su sacerdote y donde en
otras oportunidades ha hecho visitas oficiales su Arzobispo Nicolae
Condrea. Sin embargo esto no ha podido llevarse a cabo por lo que sus
nacionales deben visitar y buscar ser asistidos en otras Iglesias
Ortodoxas establecidas en esos países.