jueves, 22 de enero de 2015

Los Ortodoxos en Venezuela.El comienzo de la historia.Nicolas Ferdinandov.



   Nicolas Ferdinandov.Artista Plastico,aventurero y empresario cultural.Amante del Caribe y de Venezuela.Pescador de perlas.Nacido en Rusia.Un cristiano ortodoxo que llego a comienzos del siglo XX en un barco griego a pescar perlas en la Isla de Margarita.



“Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que mora”
 CAPITULO I


                                              “ La  Adopciòn de la Tierra y su Heredad “

  Génesis 17:8


         En 1918 la Perla del Caribe, nombre atribuido a la Isla de Margarita en el Caribe venezolano, contará entre sus pescadores de “lágrimas marinas” con la figura alta y desgarbada de un hombre de facciones rubias el cual  extrae las perlas con la finalidad de guardarlas cuales piedras preciosas a la corona de la Reina. Se llamaba Nicolás Ferdinandov (Nicolai Alexeievich) y había nacido en Moscú en 1886, hijo de una distinguida familia rusa quien hizo una especial amistad con el hijo de León Tolstoi, el Conde Ilia Lvovich Tolstoi. Pintor, diseñador, relojero, amante de la música, promotor cultural y políglota. Una especie de Factótum exótico que se enamoró del mar venezolano y que se establece constituyendo una familia.Venía de Estados Unidos con la idea de llevar a cabo una exposición de arte itinerante por el mar. Abandona Rusia tras negarse a participar en la guerra mundial y recorrió numerosos países del oriente entre ellos: Egipto, Líbano, Turquía y Marruecos. Llega a la isla venezolana como marinero en un buque de bandera griega con una invitación del poeta margariteño Pedro Rivero.
         El artista ruso adoptara la tierra venezolana y se establece en Caracas donde participa en el medio intelectual y artístico de la Venezuela que luchaba por sus ideales de expresión en medio de una oscura dictadura como la de Juan Vicente Gómez. Allí se casa con Soledad González, su modelo, y conoce a Armando Reverón, el más grande de los artistas plásticos que ha parido esta tierra hasta el sol de hoy. Este dúo de artistas se traslada a Macuto y comienzan a compartir la experiencia pictográfica del mar. La acuarela de Ferdinandov es extasiada por el paisaje submarino y el azul lo que le lleva al proyecto de construir un submarino. En la película “Reveron” del año 2010 del cineasta venezolano nacido en Margarita, Diego Risquez de marcada característica “onírica” nos encontramos con una escena que refleja el amor de Ferdinandov hacia lo que es la tradición de los Iconos como ventana a la espiritualidad del pueblo ortodoxo y regala uno de San Nicolás, Patrono de los marineros, al famoso pintor venezolano en su retiro del “Castillete” cercano al zona de las Quince Letras en Macuto. Lamentablemente la dictadura apunta esta vez hacia el artista ruso quien se ve obligado a abandonar Venezuela tras las pretensiones amorosas de los Gómez hacia su esposa “Solita”. La familia abandona Venezuela y se establece en la vecina Curazao donde falleció víctima de la Tuberculosis en 1925. Quedaron sin realizarse los proyectos de la exposición itinerante en el mar y del submarino.
            Con esta bella experiencia de un hombre de las artes que recordaba y cantaba la música popular rusa en los círculos de artistas de Caracas y de una situación política que marcó una época, he querido iniciar este capítulo dedicado a todos aquellos que dejaron sus raíces, familia, cultura y espiritualidad para probar destino en las lejanas tierras de Latinoamérica, concretamente Venezuela, siguiendo la visión de Pablo de ser ciudadanos del mundo y de itinerancia en él nos encontramos con la adopción de una tierra y su correspondiente heredad.
   La historia venezolana se vio marcada por continuas guerras, primero de independencia y luego de reivindicaciones sociales. Tras la eliminación de la esclavitud en 1854 y lo diezmado de la población nacional la política de los gobiernos se abre hacia las diversas migraciones de extranjeros. Primero con canarios y alemanes y posteriormente con chinos y “turcos”. Con el gobierno de Guzmán Blanco se incentivan las misiones procedentes de Asia. El siglo XX inicia con numerosas convulsiones políticas lo que frenó el desarrollo de las migraciones extranjeras. Sin embargo la Primera Guerra Mundial, la caída del Imperio Otomano y las luchas de liberación de los pueblos árabes impulsa una gran diáspora en la que Venezuela, por hallarse ubicada en el mar y ser entrada de Sudamérica la convierte en el destino inmediato de los  cariñosamente denominados “turcos”. Cabe destacar que estos llamados así por nuestro pueblo no son ni de raza ni cultura turca sino árabes, libaneses, armenios y demás pueblos que habitaban dentro del gran moribundo y después fallecido imperio. Esta migración entraría principalmente a través de la costa oriental y seria en su inmensa mayoría de fe cristiana la cual convivía dentro del status que les garantizaba el imperio otomano y que se perdería tras la instauración de los diversos sultanatos y emiratos de origen musulmán en el medio oriente. En el caso de los armenios procederán en su inmensa mayoría tanto de Turquía como de Líbano. La década del Veinte y el Treinta será  común para el venezolano la adopción de estos llamados “Turcos” quienes se integraron plenamente a la cultura venezolana. Ortodoxos, armenios, maronitas conocieron y adoptaron una nueva forma de vida. No dispongo de información sobre Sacerdotes o religiosos que hayan llegado en esta migración a lo largo de estas dos décadas.
       A partir de 1936 y tras la muerte de Juan Vicente Gómez se incrementa la inmigración hacia Venezuela esta vez procedente de Europa tras los acontecimientos que antecedieron a la Segunda Guerra Mundial esto contribuye al proceso de modernización y desarrollo de Venezuela. Esta vez se trata de una inmigración distinta a la que había antecedido: artistas, profesionales, científicos y religiosos  los cuales se trasladaron incluso con sus familias desde países como Alemania, Austria, Rusia, Bulgaria, Ucrania, Rumania y otras naciones de centro y el oriente de Europa. Cristianos Ortodoxos y judíos vendrían de estos países huyendo de dos comunes enemigos: el nazismo y el comunismo. Esta vez no entrarían por el oriente del país sino por las ciudades industriales y petroleras tales como: Caracas, Valencia y Maracaibo. El elemento familiar contribuye inmensamente en la consolidación del elemento religioso dentro de las nuevas comunidades las cuales se establecen por lo general en urbanizaciones y barrios residenciales como en los casos de San Bernardino para la Comunidad Judía y Alta Vista para la Cristiana Ortodoxa principalmente de origen ruso. La Segunda Guerra Mundial interrumpió gran parte del proceso migratorio pero este se reactivaría tras la culminación de la guerra a partir de 1946 con las persecuciones y la división de Europa a través de la Cortina de Hierro. En este periodo llegarían los primeros sacerdotes en calidad de misioneros a través de la vía de comunicación que facilitaba Yugoslavia con Occidente. Entre 1946 y 1952 aproximadamente 10000 almas entraron a Venezuela procedentes de Europa oriental entre ellos 2000 yugoslavos y 4000 ciudadanos de la Unión Soviética la mayoría cristianos ortodoxos y judíos además de una pequeña minoría de ateos. Aunque de Venezuela continuaría otros hacia Colombia, Brasil y Argentina la mayoría se establecería en la Venezuela próspera que apuntaba la década del cincuenta. De aquí en adelante corresponde al proceso de asimilación de estas comunidades con descendientes ya venezolanos que tendrán que compartir un contexto bicultural  el cual desarrollaremos en capítulos aparte.





















miércoles, 14 de enero de 2015

Iglesias Ortodoxas en Venezuela."Templo Ucraniano" Alta Vista (Catia)


      Imagen del llamado "Templo Ucraniano" erigido como Farallón en la parte Alta de Alta Vista en Catia ubicado en la Calle Ucrania con Pasaje Riga. Este templo fue escenario de la Divina Liturgia hasta la dormida en el Señor de su ultimo sacerdote el Padre Leonidas Latosky en el año 2000.

martes, 13 de enero de 2015

Presentacion.Iglesias y Comunidades Ortodoxas en Venezuela.

                                  
                                       

       Presentación


      La Iglesia Ortodoxa es heredera de la espiritualidad del oriente cristiano desde sus primeros siglos. Pese a sus diferencias entre una y otra dada la autonomía de cada una, se ha mantenido fiel a las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de los Concilios Ecuménicos. Sin embargo divergencias siguen afectando el seno de la unidad en la Iglesia Ortodoxa y una de ellas está en la Visión, es decir, a donde debe ir enfocado el trabajo misionero y como llevarlo a cabo en los países donde la cultura ortodoxa no es la dominante del país.
    En lo particular hemos querido indagar en los comienzos de la Iglesia Ortodoxa en Venezuela y como ha ido desarrollándose en el acontecer histórico del país. Su nacimiento en comunidades y posteriormente en misiones, parroquias o sedes episcopales afrontando el día a día. Además hemos querido dar un merecido lugar a quienes hacen posible la construcción de una Iglesia: sus fieles, servidores y cantores en la que cada quien ha aportado lo más valioso de ellos poniendo en la mesa sus carismas y talentos. Los sacerdotes sin lugar a dudas hacen posible el ejercicio de la Iglesia, sin embargo, hoy están y mañana es posible que no, la comunidad en sí es la arteria por donde corre esa Iglesia. Como venezolano conocedor de la ortodoxia desde su propia identidad cultural (Bulgaria) he querido resaltar la labor de sacerdotes quienes se han destacado por su obra de misioneros y su amor a Venezuela, sean  procedentes de otros países o venezolanos. Por fortuna la posibilidad de sacerdotes ortodoxos de nuestras tierras y que hablan nuestra lengua es cada vez más contundente. Atrás quedaron esos tiempos duros en los que ser ortodoxo y venezolano y más aún sacerdote era visto “raro” por las comunidades étnicas. De esa época cabe destacar la misión llevada a cabo por el Padre Carlos Torres (Vladyka Savas) en tierras zulianas en su Misión bajo la figura de “Iglesia Orthodoxa en Venezuela” posiblemente el primer sacerdote venezolano que camino estas tierras enseñando la fe ortodoxa.


           A lo largo de esta investigación  hemos querido contribuir a la historia escrita de la Iglesia Ortodoxa en Venezuela sin tratar de imponer criterios ni posiciones controversiales, sino al contrario, despejar dudas, incógnitas reconocer los méritos a quienes han obrado como sembradores de esta semilla en las no fáciles tierras de nuestro país y en miras a una mayor hermandad entre las distintas comunidades, las cuales, en ocasiones extraordinarias, han tenido que compartir durante algún tiempo con otros fieles e  incluso participar en  celebraciones en templos de otras jurisdicciones en tanto se llevara a cabo el momento anhelado del templo propio por el cual toda comunidad  debe luchar por conseguir.
         Es bueno aclarar que el  tema de Comunidades e Iglesias Ortodoxas radica no en la presencia de un Templo o no. Iglesia es el conjunto de fieles y sacerdote, no de una determinada construcción de piedra, concreto o madera. De hecho la Iglesia Ortodoxa  Bizantina como elemento misionero contempla el “Antimension”, lienzo con la imagen del Cristo descendido de la Cruz con la firma del Obispo que otorga al Presbítero para que celebre la Liturgia sobre él y la correspondiente partícula de algún santo ortodoxo. Con él el Sacerdote puede visitar ciudades y pueblos y celebrar desde un humilde hogar o espacio dedicado para ello. Así  se inicia toda misión ortodoxa. Comunidad religiosa es aquella congregación de fieles con o sin sacerdote la cual camina con su fe y su identidad cultural. La mayoría de las Iglesias pasan primero por conformar una comunidad lo cual motivará al envío de un sacerdote para ser atendida espiritualmente y tener acceso a los divinos misterios (sacramentos). Muchas comunidades han sido atendidas por sacerdotes de la jurisdicción que les corresponde aunque en ocasiones hayan quedado por algún tiempo sin la atención de un clérigo. De allí que la presencia de un fiel ortodoxo maduro y conocedor de sus oraciones y doctrina haga el soporte a la embarcación de la ortodoxia para no caer en el naufragio de su fe.
     La devoción iconográfica o simplemente “Veneración a las imágenes religiosas” es un aspecto determinante  y de unidad en las iglesias ortodoxas. Atrás quedaron las viejas disputas entre” iconoclastas” e “iconòfilos” sembradas en tiempos en los que el Islam cabalgaba a través de llanuras, montañas y desiertos imponiendo su odio a las imágenes religiosas. Juan Damasceno, el insigne teólogo bizantino, nos enseña con la clara acotación de la “encarnación” donde Dios se ha mostrado en figura humana y tanto sus apóstoles y discípulos dan prueba de ello. Asimismo la representación de la Madre de Dios, vientre receptor del Dios encarnado, nos muestra el paso desde la Anunciación hasta el Pentecostés. Los santos y mártires son memoria y modelo a imitar por los cristianos los cuales mantenemos esa imagen viva gracias a la representación en los iconos. Además de esta gran ventana a la espiritualidad y a su eterna memoria el cristiano ortodoxo ora y contempla permitiéndose salir  de la realidad del mundo.
       La Iconografía permitió, principalmente al cristianismo de los primeros siglos, abarcar una catequesis  plena de imágenes en las que se recorrían las diversas escenas del evangelio, como es en el caso particular de la Iglesia Copta e incluso la Armenia. Todo este pasado y presente permite ubicar al cristiano incluso dentro de los tiempos escatológicos por lo que Ortodoxia sin Iconos es imposible de plantear. Hemos querido por lo tanto desarrollar la importancia de la iconografía dentro de las comunidades que han hecho vida en Venezuela trayendo su ventana espiritual por medio de las devociones o los iconos, algunos de arraigo familiar, los cuales les permite conectarse con la identidad cultural que define al ortodoxo. El elemento de la “Inculturación” a través de las imágenes es parte  de la misión de esa iconografía la cual permite adaptarse a diversas realidades traspasando los límites políticos de los estados y que desde numerosos años han dejado plasmado en los ojos de los fieles aborígenes de lejanas tierras como India, China, Japón, Alaska y en esta nueva región que ya pide su puesto dentro del amplio mapa de la Iglesia Ortodoxa. Es por ello que consideramos primordial, y eso ha sido labor  de nuestro Centro Cultural San Nicolás de Mira así como el de nuestra Metrópolis en Latinoamérica, la educación y la correcta enseñanza de nuestros fieles en la ortodoxia. El conocimiento y el vivir la espiritualidad  permite al cristiano ortodoxo sobrevivir en su fe incluso lejos del acceso a la Liturgia o del Templo, situación lamentable esta, pero que acontece en la historia contemporánea sea por persecuciones de índole religiosa o por la ausencia de un sacerdote.
           





domingo, 11 de enero de 2015

Arzobispo y Metropolita Chrysostomos de Ecuador y Latinoamerica.

ARZOBISPO METROPOLITA CHRYSÓSTOMOS (CELI)
DE ECUADOR Y LATINOAMÉRICA
Originario de Ecuador, de una familia tradicional y reconocida, siendo muy joven (18) ingresó a un Seminario Católico romano buscando una vida más dedicada a Dios, tras terminar la Filosofía y Teología con el consejo y guia de varios sacerdotes y obispos fundó una comunidad religiosa, que entre sus carismas buscaba profundizar la espiritualidad del oriente cristiano y que se difundió por 11 países, desarrollando igualmente una gran cantidad de conferencias en muchos de ellos y publicando 14 libros, adentrándose incluso en la pintura iconográfica, la cual desarrolló en murales en varios lugares, fue recibido por el Papa Juan Pablo II quien lo animó en su fundación religiosa, en esa búsqueda de las raíces del cristianismo, conoció más a fondo la Iglesia Ortodoxa, sobretodo su liturgia y quedó deslumbrado por ella, gracias a amigos monjes ortodoxos y presbíteros casados de europa,  decidió animado igualmente por clérigos y obispos romanos a convertirse a la Ortodoxia en París, lo que no dejó de sorprender a muchos sectores donde era conocido. Alli conoció a Su Eminencia Iosip Pop,  Metropolita de la Iglesia Ortodoxa Rumana para Europa Occidental, y gracias a él fue admitido en la Iglesia ortodoxa.
Su Eminencia Chrysostomos, en ese entonces bajo su nombre civil de Xavier Celi, Realizó estudios Teológicos en USA, Italia-Roma y Francia-París. Es conocido por sus escritos y conferencias en los ambientes Católico Romanos, así como ahora en la Iglesia Ortodoxa. Fue aceptado monje por el Patriarcado de Rumania, y enviado para establecer un Monasterio para hombres en Ecuador, que tomaría el nombre de la “Anástasis” (Resurrección), su trabajo rápido en contactar y visitar comunidades ortodoxas en latinoamérica lo llevó inmediatamente a recibir las peticiones de muchos sacerdotes de todas las iglesias ortodoxas presentes tanto canónicas, como no canónicas, que esperaban con anhelo que un latinoamericano pueda ser obispo para estas tierras y liberarse del etnicismo, lo que le llevó a intentar aunar esfuerzos para que se establezca una realidad Ortodoxa Latinoamericana, tras encontrarse personalmente con el Patriarca Teoctist en Bucarest y exponer la situación compleja de América Latina referente a la fe Ortodoxa (13-Octubre-2004), conoce de la solicitud por carta de muchos sacerdotes que clamaban por un Obispo Latinoamericano, por ello acepta esta solicitud en su propia persona, reconociendo su indignidad, por petición igualmente de varios obispos, es promovido por la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (UAOC-A) y Consagrado Obispo en Kiev por otros 8 Jerarcas (17 Junio 2005), presentando sus cartas credenciales al cuerpo diplomático acreditado en Ecuador (21 de julio 2005) siendo así el primer latinoamericano en la historia que recibe la consagración episcopal de la Iglesia Ortodoxa, tras desarrollar una gran actividad misionera e incansable, fue elevado como Metropólita de Ecuador y Latinoamérica, con administración de todos los territorios desde México a tierra del fuego (22 países), por el Santo Sínodo Metropolitano, de la Iglesia Ortodoxa Griega (GOX), del Calendario Patrístico, entidad reconocida por el estado Griego y de la cual actualmente funge como su vicepresidente. Habla fluidamente 7 idiomas y ha recorrido 54 países.
Ha sido atacado tanto por causa de su conversión a la Ortodoxia, como por su defensa de los valores tradicionales, por lo que personajes de diversos tipos lo han criticado, siempre sin razones de peso. Por igual Jerarcas y laicos lo han defendido con amor. Ya sea porque es uno de los más jóvenes jerarcas de la Iglesia Ortodoxa, o por sus orígenes romanos, o por ser sudamericano, defectos para algunos, y capacidades para otros. El tiempo ha demostrado que algunos jerarcas étnicos no han logrado desarrollar la Iglesia Ortodoxa en Latinoamérica, por razones diversas. Creemos que los años y la verdad, nos demostrarán el trabajo del Metropolita Chrysostomos y su sueño de una Iglesia ortodoxa Latinoamericana es el único camino posible.

Agradecimientos.Libro "Iglesias y Comunidades Ortodoxas en Venezuela y su tradicion iconografica"

Agradecimientos
    ¿ A quien agradecer ? En primer lugar, gracias a Dios por permitirme estos años y todas las horas las cuales dedique para llevar a cabo esta memoria que recoge las vivencias de cientos de personas que depositaron su fe y sus sueños al trasladar su herencia espiritual a estas cálidas tierras. Agradezco a Dios por todas aquellas personas que hicieron posible este libro. Al Padre Kiril Jolkevich por su confianza  y relato de su historia familiar. A María de Kakalanos por su receptividad y modelo inspirador para las mujeres que transmiten su fe a través del hogar, a su yerno Teodoro Maragellis por la colaboración y confianza. A Lucia Fernandez de Devletian autora del libro “ Del Ararat al Avila”, toda una crónica de una comunidad. Al profesor Kaldone G. Nweihed hombre de letras y especialista en el Medio Oriente, gran amigo e inspirador desde mis años estudiantiles. A mis amigos el Padre Pablo ( Radames Peña), sacerdote ortodoxo y a Joaquín Ortega, politólogo y comunicador, por sus palabras de presentación. Al Padre Costica Popa por haberme dirigido al comienzo de mi vocación y a toda la experiencia vivida con sus logros y caídas lo que me ha permitido crecer y afianzarme en este camino.
    Gracias a Nina Kushnareva, Maria “Beba” Ivanov, Dimitar Correo Vouchkova, Mila Kassapian Maturi, Nicolai Parashkev, Tatiana Bespametnow y Belkis (Maria Jose) Duque por su tiempo y dedicación en favor de la información que haría posible esta memoria de comunidades ortodoxas que ha dado sus frutos en estas tierras venezolanas.
    A Bulgaria tierra de mi renacer espiritual por enseñarme la Luz del Oriente.


lunes, 5 de enero de 2015

Los autores.Padre Elias Rivas (Fernando Rivas) y Caruz Gruber



Los autores: Padre Elias (Fernando Rivas) y Karuz Gruber.


                                          Fernando Rivas ( Padre Elias)
   Sacerdote ortodoxo nacido en Caracas en 1968. Músico, cantante, profesor de canto y compositor graduado en la Academia Estatal de Sofía, Bulgaria como Magíster en Canto mención “Summa Cum Laude” en 1999. Licenciado en Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela en 1993.Estudió Teología en la Universidad Santa Rosa en Caracas y en el Seminario Ortodoxo San Basilio en Quito, Ecuador. Ha compartido la vocación sacerdotal junto a la de músico y cantante presentándose en Grecia, Bulgaria, Austria, Colombia, Ecuador y Venezuela en las que cabe destacar sus interpretaciones en los roles de Boris Godunoff y Pimen estrenado en el  Teatro Teresa Carreño en el año 2002. Ha realizado diversas producciones musicales independientes entre ellas: “Fantasia Llanera”, “Cantos Bizantinos y Devocionales” , “Cantos Ortodoxos” e “Irinika”  nombre que recibe su agrupación “Irinika”  la cual fusiona géneros como el Rock con otros latinoamericanos, Reggae y el Pop donde ha llevado el mensaje de la Fe y la Paz a través de sus temas musicales. Se inició como Cantor en la Liturgia Ortodoxa desde el año 2002. Ordenado Lector y Subdiácono en la ciudad de Caracas en el año 2006 de la mano del Arzobispo Nicolae Condrea de la Iglesia Ortodoxa Rumana, Arquidiócesis de América y Canadá. En el año 2009 recibe el Diaconado en la ciudad de Caracas así como el nombre religioso “Elías” por imposición de manos de Vladyka Chrysostomos  recibiendo posteriormente la ordenación como Sacerdote por parte del mismo Metropolita en la ciudad de Quito en el año 2011 en la sede episcopal de la Metrópolis Ortodoxa Autónoma del Ecuador y toda Latinoamérica en la Comunión con el Santo Sínodo Patrístico Griego (GOX).
   Director del Centro Cultural San Nicolás de Mira el cual preside junto a su esposa la Presbítera Caruz Gruber de Rivas, iconògrafa y artista plástico, enseñando la espiritualidad ortodoxa bizantina a través de la teología, la música y el arte iconográfico. Encargado de atender las misiones de San Nicolás de Mira en Caracas y de Santa Sofía en Guayana. Ha sido además colaborador en diversos  periódicos impresos en los cuales ha abordado las relaciones internacionales, la historia y la música además del ejercicio  docente universitario  como en la producción de Micros y secciones para la radio.

Caruz Gruber Manrique
Nacida en El Callao, Estado Bolívar, en 1969. Licenciada en Artes Plásticas, mención Magna Cum Laude, egresada de la Universidad de las  Artes,  Profesora de Seminario de Trabajo de Grado y Asesora de la Línea de Investigación de la Escuela de Administración de Empresas de Diseño en la Universidad Nueva Esparta, Caracas. Cursó estudios de Iconografía Bizantina en Sofía, Bulgaria, entre 1997 y 1999. A su regreso al país funda en la ciudad de Caracas, el Taller de Iconografía Bizantina “Filocalìa”, donde la enseñanza de la pintura de iconos se aborda como una forma de oración y de encuentro  personal con Dios. Desde 2009 dirige el Centro Cultural San Nicolás de Mira, junto a su esposo, el Presbítero Fernando (Elías) Rivas. Ha desarrollado su carrera como artista plástico, con numerosas exposiciones colectivas en Galerías y Museos, a la par  de mostrar  su trabajo iconográfico en exposiciones individuales, entre las cuales se encuentran Filocalìa, en la  Galería Dimaca, Anàstasis, en el Museo Sacro de Caracas, Teología en Imágenes en la  Universidad Santa Rosa  y Remembranzas de Bizancio en la Embajada de Bulgaria, Caracas; así como las exposiciones colectivas de los alumnos del Taller de Iconografía, entre ellas Fuente Bizantina: Emanadora de Presencia Divina, en el  ITER; Miradas de Fe, en la Universidad Nacional Abierta, Caracas, entre otras. Está Representada en la Fundación Caracas para los Niños, Museo Sacro de Caracas, Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Guasipati, Edo. Bolívar, Universidad Santa Rosa, Caracas, Universidad Nacional Abierta, Caracas. Exarcado Greco Melquita Catedral San Jorge, Caracas. Iglesia Maronita “San Charbel” Puerto Ordaz e Iglesia Nuestra Señora de Coromoto, Los Olivos en Puerto Ordaz.


Agradecimientos

Agradecimientos
    ¿ A quien agradecer ? En primer lugar, gracias a Dios por permitirme estos años y todas las horas las cuales dedicamos para llevar a cabo esta memoria que recoge las vivencias de cientos de personas que depositaron su fe y sus sueños al trasladar su herencia espiritual a estas cálidas tierras. Agradecemos a Dios por todas aquellas personas que hicieron posible este libro. Al Padre Kiril Jolkevich por su confianza  y relato de su historia familiar. A María de Kakalanos por su receptividad y modelo inspirador para las mujeres que transmiten su fe a través del hogar, a su yerno Teodoro Maragellis por la colaboración y confianza. A Lucia Fernandez de Devletian autora del libro “ Del Ararat al Avila”, toda una crónica de una comunidad. Al profesor Kaldone G. Nweihed hombre de letras y especialista en el Medio Oriente, gran amigo e inspirador desde mis años estudiantiles. A mis amigos el Padre Pablo ( Radames Peña), sacerdote ortodoxo y a Joaquín Ortega, politólogo y comunicador, por sus palabras de presentación. Al Padre Costica Popa por haberme dirigido al comienzo de mi vocación y a toda la experiencia vivida con sus logros y caídas lo que me ha permitido crecer y afianzarme en este camino.
    Gracias a Nina Kushnareva, Maria “Beba” Ivanov, Dimitar Correo Vouchkova, Mila Kassapian Maturi, Nicolai Parashkev, Tatiana Bespametnow y Belkis (Maria Jose) Duque por su tiempo y dedicación en favor de la información que haría posible esta memoria de comunidades ortodoxas que ha dado sus frutos en estas tierras venezolanas.
    A Bulgaria tierra de mi renacer espiritual por enseñarme la Luz del Oriente.

Padre Fernando Rivas ( Elias )


Prologo del libro.Por Joaquin Ortega


Ética, estética y épica en las comunidades ortodoxas
Joaquín Ortega

Toda ética gira en torno -y a partir- de una estética. El bien y la belleza se articulan en su propio movimiento. Asimismo -para completar la órbita temática, memoriosa y humana- una épica ha de estar presente, en el propio corazón de la narrativa, a la cual nos sujetamos. Esto es, todo inicio debe tener un final logrado, a base de esfuerzo y de superación.  
Venezuela es parte de una tradición sensible, amplia, acostumbrada a la recepción y a la integración de nuevas palabras, emociones, costumbres positivas y concordia espiritual.  
Toda iglesia, entendida como lugar de reunión, ha tenido el efecto de la transformación, el diálogo y la atención -desde el respeto- con su entorno. Tal vez,  el seguimiento  algunas veces, con no cierto nivel de rechazo, se haya hecho presente  - recordemos los incidentes irracionales contra algunas confesiones, a propósito de nuestra guerra de independencia, además de ciertas persecuciones a la fe, en momentos oscuros de nuestra genealogía social-  esto sí,  no demerita, la práctica de aquellos hombres y mujeres comunes ante la convivencia moderada, frente a litúrgicas forasteras.
A lo largo del siglo XX Venezuela, ha dado ejemplo de una acogida compasiva a familias cuya fe ha pasado de padres a hijos y nietos y que mantienen una perpetua actividad en el mantenimiento de los cultos originales, aprendidos y ejercitados en países a primera vista remotos.  No hay duda de que este aire de devoción y piedad cristiana, significan para Latinoamérica, y en especial, para nuestro país una fortuna espiritual que indica un resurgir en la esperanza y una certidumbre de hermandad en nuestras tierras.
América Latina y el Mediterráneo son piezas eslabonadas cuya conexión comercial, gastronómica, idiomática, mitológica y escénica - pudiera decirse, que hasta “solar”, en clave elemental – han ido estrechando nuevas formas de ritualizar el Evangelio. Esas, al parecer nacientes formas, posiblemente sean antiguas maneras, reencontradas en personas y eventos, por de pronto, contemporáneos. Igualmente ocurre con la Europa recóndita, la del este o la de los centros alejados del intercambio y del trajín de los mares más cálidos, o al menos, disimiles de América y el Pacífico.
En este texto, que hoy mantiene frente a sí, encontramos una mirada a los manantiales del credo paterno, a los semilleros de la fe materna, a los cimientos de la congruencia filial y a los pábulos de la responsabilidad de los feligreses, empalmados en una precisa y hermosa argamasa de imágenes escritas, y cuya fuerza visual prefigura, la burbujeante vitalidad de las prendas icónicas que respiran bajo cada rostro, cada mirada, cada gesto y cada cuerpo imaginado para gravitar frente a la creación eterna.
Estas líneas, nos llevan de la mano -desde el umbral del viaje inicial de Bizancio, hasta nuestras costas tibias- es un repaso de las gestas de certidumbre e inspiración que son las misiones, y en especial, de los testimonios humanos detrás de ellas; es un diario de las fuentes sacrosantas materializadas en el icono y la devoción; es una estadía al calor del fogón, al golpe del cincel, al  trazo del color dentro del taller.  Aquí, la manufactura se desprende como  una oración en sí misma. Al fin y al cabo, no hay tarea que complazca más al padre que la que se regocija en la oración, en el agradecimiento previo y en el posterior regocijo que deja la obra terminada. Esa es la tarea cumplida, de la mano y bajo el techo, de los hombres y mujeres que son familia, tanto en la tierra como en el cielo.
La fe y los personajes centrales de la épica cristiana, son también parte de la historia -no conclusiva- de esos hombres y mujeres, que en Venezuela llevan adelante su propia vida, al frente de sus decisiones individuales y comunitarias.  Los retos y el esfuerzo producirán en nuestras vidas -y memoria- su propia aura de belleza, su carácter hacia la bondad y el logro con sentido perpetuo.  

jueves, 1 de enero de 2015



Icono de la Madre de Dios escrito por la Iconografa Karuz Gruber en el Taller de Iconografia Filocalia delC entro Cultural San Nicolas de Mira.




Agradecimientos
    ¿ A quien agradecer ? En primer lugar, gracias a Dios por permitirme estos años y todas las horas las cuales dedicamos para llevar a cabo esta memoria que recoge las vivencias de cientos de personas que depositaron su fe y sus sueños al trasladar su herencia espiritual a estas cálidas tierras. Agradecemos a Dios por todas aquellas personas que hicieron posible este libro. Al Padre Kiril Jolkevich por su confianza  y relato de su historia familiar. A María de Kakalanos por su receptividad y modelo inspirador para las mujeres que transmiten su fe a través del hogar, a su yerno Teodoro Maragellis por la colaboración y confianza. A Lucia Fernandez de Devletian autora del libro “ Del Ararat al Avila”, toda una crónica de una comunidad. Al profesor Kaldone G. Nweihed hombre de letras y especialista en el Medio Oriente, gran amigo e inspirador desde mis años estudiantiles. A mis amigos el Padre Pablo ( Radames Peña), sacerdote ortodoxo y a Joaquín Ortega, politólogo y comunicador, por sus palabras de presentación. Al Padre Costica Popa por haberme dirigido al comienzo de mi vocación y a toda la experiencia vivida con sus logros y caídas lo que me ha permitido crecer y afianzarme en este camino.
    Gracias a Nina Kushnareva, Maria “Beba” Ivanov, Dimitar Correo Vouchkova, Mila Kassapian Maturi, Nicolai Parashkev, Tatiana Bespametnow y Belkis (Maria Jose) Duque por su tiempo y dedicación en favor de la información que haría posible esta memoria de comunidades ortodoxas que ha dado sus frutos en estas tierras venezolanas.
    A Bulgaria tierra de mi renacer espiritual por enseñarme la Luz del Oriente.

Fernando Rivas ( Padre Elias )